Poemario

Simple canción de Juan Gonzalo Rose (1960). Plaquette de 14 poemas.

juan gonzalo

 

 

PRIMERA CANCIÓN

 

No he inventado ninguna melodía.

 

Los que amaron dirán:

 

«Conozco esta canción…

y me había olvidado de lo hermosa que era…»

 

Y habrá de parecerles

la primera canción

con que soñaron.

 

 

CADENA DE LUZ

 

No debiera hablarte de estas cosas.

 

Debería decirte:

 

La mañana es bella.

La tarde es bella.

La noche es bella.

 

Y al escucharme,

tú sonreirías;

y al verte sonreír,

mi propio corazón sonreiría.

 

Y al vernos sonreír

acaso hasta la vida también sonreiría…

 

 

SEGUNDA CANCIÓN

 

Antes de morirme quiero

regar con sal y amargura

la entrada de nuestro huerto.

 

Pues si otro sembrar ansía,

derrame sangre en su suelo;

 

que a mí me costó la mía

la rosa que yo me llevo.

 

 

MARISEL

 

Yo recuerdo que tú eras

como la primavera trizada de las rosas,

o como las palabras que los niños musitan

sonriendo en sus sueños.

 

Yo recuerdo que tú eras

como el agua que beben silenciosos los ciegos,

o como la saliva de las aves

cuando el amor las tumba de gozo en los aleros.

 

En la última arena de la tarde tendías

agobiado de gracia tu cuerpo de gacela

y la noche arribaba a tu pecho desnudo

como aborda la luna los navíos de vela.

 

Y ahora, Marisel, la vida pasa

sin que ningún instante nos traiga la alegría…

 

Ha debido morirse con nosotros el tiempo,

o has debido quererme como yo te quería.

 

 

TERCERA CANCIÓN

 

Se me pasea el alma.

 

Los días ya no saben

si buscarme

al pie de mis rodillas,

o en tu lecho.

 

Se me pasea el alma

por tu cuerpo.

 

 

ÉGLOGA TARDA

 

Me he acostumbrado a ti

como los ríos al color del cielo.

 

Odio lo que se pierde en cada paso;

el tiempo de mi espera, sin esperanzas lleno.

Me he acostumbrado a ti

como la luz del mundo a las ventanas.

 

Obscurece y no llegas.

Será para mañana.

Doblo amorosamente mi flor para mañana

pues las rosas ya saben esperarte conmigo.

 

 

LETANÍA DEL SOLITARIO

 

Cada tarde te pierdo,

como se pierde el tiempo

o la esperanza.

Cada tarde,

definitivamente,

te pierdo

como se pierde la paciencia.

Cada tarde

dices no.

Mueves la cabeza y dices no.

Mueves la tierra y dices no.

No mueves los labios y tu silencio dice no.

Infatigablemente,

cada tarde,

mi café solitario obscurece el planeta.

 

 

CUARTA CANCIÓN

 

Yo me ahogo de cielo.

 

Mi corazón se inclina

y las islas no llegan.

 

Dame tu mano entonces:

quiero morir tocando

el extremo más dulce de la tierra…

 

 

GEOGRAFÍA IMPLACABLE

 

Mi corazón limita con el mar,

por las noches;

con tu amor,

por mi cuerpo.

Entre islas fragantes y tus manos pequeñas

mi distancia se extiende.

A veces en los vientos marineros me pierdo,

a veces en los actos de tu vida

me encuentro.

A veces yo confundo tus brazos en la sombra

con un blanco archipiélago,

a veces en tus ojos diviso el mar abierto.

Si me ausento no vayan

a las altas montañas:

buscadme entre las algas de la mar más cercana,

o en los bosques de sombra que derrama su pelo.

Si me muero, buscadme

en las altas montañas.

Cual un ave sombría

me hallaréis en la nieve

largamente dormido.

Sin saber si me han muerto de la mar las nostalgias,

o la gran marejada que desata su olvido.

 

 

COMO EL MANSO JUMENTO

 

Como el manso jumento

cuyos ojos demoran

la ternura del cielo:

nací para la yerba,

a su prado confío

mi amoroso secreto:

 

las hormigas que saben

su hacendosa dulzura

a mis labios acuden

en silente concierto:

y entre siglos de yerba

me topo con la luna

persiguiendo su cara;

grumete que extraviado

de noche en la pradera,

la espuma de los mares

que anhelara

con sombras de azucenas

confundiera.

 

 

QUINTA CANCIÓN

 

Por tu ventana dormida

entra una rama de cielo;

en esa rama hay un trino;

en ese trino, un secreto.

 

Si te lo digo despiertas.

Y si despiertas, no puedo,

por tu ventana dormida

entra mi rama de cielo…

 

 

YARAVÍ

 

A solas con mi alma

me es tan fácil decirlo…

 

Pero puedo morirme sin decírtelo.

Y yo voy a morirme sin decírtelo.

 

Una tarde,

cuando mi mano busque entre la yedra

– búsqueda vana –

celestial rocío;

entre otras palabras de mi vida,

encontrarás este poema extraño…

Y  has de decir:

¿a quién amaba así? ¿a quién amaba?

 

Y si al errar en la respuesta sientes

ensangrentarte por cuantioso celo,

no lo digas, amor,

no, no lo digas,

que entre la yedra

moriré

de nuevo.

 

 

EXACTA DIMENSIÓN

 

Me gustas porque tienes el color de los patios

de las casas tranquilas…

 

y más precisamente:

me gustas porque tienes el color de los patios

de las casas tranquilas

cuando llega el verano…

 

y más precisamente:

me gustas porque tienes el color de los patios

de las casas tranquilas en las tardes de enero

cuando llega el verano…

 

y más precisamente:

me gustas porque te amo.

 

 

SEXTA CANCIÓN

 

Aquí sepulturera, aquí;

éste es mi pecho:

el de la roja orquídea

y el de los palomares.

 

No te tiemble la mano.

Ya no vaciles, corta

el hilo de mi sangre:

que cortarás en vano;

 

pues toda la agonía

la puse en mis cantares,

y hoy día mis cantares,

se van…

de mano en mano.

 

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