PRIMERA CANCIÓN
No he inventado ninguna melodía.
Los que amaron dirán:
«Conozco esta canción…
y me había olvidado de lo hermosa que era…»
Y habrá de parecerles
la primera canción
con que soñaron.
CADENA DE LUZ
No debiera hablarte de estas cosas.
Debería decirte:
La mañana es bella.
La tarde es bella.
La noche es bella.
Y al escucharme,
tú sonreirías;
y al verte sonreír,
mi propio corazón sonreiría.
Y al vernos sonreír
acaso hasta la vida también sonreiría…
SEGUNDA CANCIÓN
Antes de morirme quiero
regar con sal y amargura
la entrada de nuestro huerto.
Pues si otro sembrar ansía,
derrame sangre en su suelo;
que a mí me costó la mía
la rosa que yo me llevo.
MARISEL
Yo recuerdo que tú eras
como la primavera trizada de las rosas,
o como las palabras que los niños musitan
sonriendo en sus sueños.
Yo recuerdo que tú eras
como el agua que beben silenciosos los ciegos,
o como la saliva de las aves
cuando el amor las tumba de gozo en los aleros.
En la última arena de la tarde tendías
agobiado de gracia tu cuerpo de gacela
y la noche arribaba a tu pecho desnudo
como aborda la luna los navíos de vela.
Y ahora, Marisel, la vida pasa
sin que ningún instante nos traiga la alegría…
Ha debido morirse con nosotros el tiempo,
o has debido quererme como yo te quería.
TERCERA CANCIÓN
Se me pasea el alma.
Los días ya no saben
si buscarme
al pie de mis rodillas,
o en tu lecho.
Se me pasea el alma
por tu cuerpo.
ÉGLOGA TARDA
Me he acostumbrado a ti
como los ríos al color del cielo.
Odio lo que se pierde en cada paso;
el tiempo de mi espera, sin esperanzas lleno.
Me he acostumbrado a ti
como la luz del mundo a las ventanas.
Obscurece y no llegas.
Será para mañana.
Doblo amorosamente mi flor para mañana
pues las rosas ya saben esperarte conmigo.
LETANÍA DEL SOLITARIO
Cada tarde te pierdo,
como se pierde el tiempo
o la esperanza.
Cada tarde,
definitivamente,
te pierdo
como se pierde la paciencia.
Cada tarde
dices no.
Mueves la cabeza y dices no.
Mueves la tierra y dices no.
No mueves los labios y tu silencio dice no.
Infatigablemente,
cada tarde,
mi café solitario obscurece el planeta.
CUARTA CANCIÓN
Yo me ahogo de cielo.
Mi corazón se inclina
y las islas no llegan.
Dame tu mano entonces:
quiero morir tocando
el extremo más dulce de la tierra…
GEOGRAFÍA IMPLACABLE
Mi corazón limita con el mar,
por las noches;
con tu amor,
por mi cuerpo.
Entre islas fragantes y tus manos pequeñas
mi distancia se extiende.
A veces en los vientos marineros me pierdo,
a veces en los actos de tu vida
me encuentro.
A veces yo confundo tus brazos en la sombra
con un blanco archipiélago,
a veces en tus ojos diviso el mar abierto.
Si me ausento no vayan
a las altas montañas:
buscadme entre las algas de la mar más cercana,
o en los bosques de sombra que derrama su pelo.
Si me muero, buscadme
en las altas montañas.
Cual un ave sombría
me hallaréis en la nieve
largamente dormido.
Sin saber si me han muerto de la mar las nostalgias,
o la gran marejada que desata su olvido.
COMO EL MANSO JUMENTO
Como el manso jumento
cuyos ojos demoran
la ternura del cielo:
nací para la yerba,
a su prado confío
mi amoroso secreto:
las hormigas que saben
su hacendosa dulzura
a mis labios acuden
en silente concierto:
y entre siglos de yerba
me topo con la luna
persiguiendo su cara;
grumete que extraviado
de noche en la pradera,
la espuma de los mares
que anhelara
con sombras de azucenas
confundiera.
QUINTA CANCIÓN
Por tu ventana dormida
entra una rama de cielo;
en esa rama hay un trino;
en ese trino, un secreto.
Si te lo digo despiertas.
Y si despiertas, no puedo,
por tu ventana dormida
entra mi rama de cielo…
YARAVÍ
A solas con mi alma
me es tan fácil decirlo…
Pero puedo morirme sin decírtelo.
Y yo voy a morirme sin decírtelo.
Una tarde,
cuando mi mano busque entre la yedra
– búsqueda vana –
celestial rocío;
entre otras palabras de mi vida,
encontrarás este poema extraño…
Y has de decir:
¿a quién amaba así? ¿a quién amaba?
Y si al errar en la respuesta sientes
ensangrentarte por cuantioso celo,
no lo digas, amor,
no, no lo digas,
que entre la yedra
moriré
de nuevo.
EXACTA DIMENSIÓN
Me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas…
y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas
cuando llega el verano…
y más precisamente:
me gustas porque tienes el color de los patios
de las casas tranquilas en las tardes de enero
cuando llega el verano…
y más precisamente:
me gustas porque te amo.
SEXTA CANCIÓN
Aquí sepulturera, aquí;
éste es mi pecho:
el de la roja orquídea
y el de los palomares.
No te tiemble la mano.
Ya no vaciles, corta
el hilo de mi sangre:
que cortarás en vano;
pues toda la agonía
la puse en mis cantares,
y hoy día mis cantares,
se van…
de mano en mano.